Los jóvenes merecen disponer de servicios de salud reproductiva que satisfagan sus necesidades y les sean prestados de manera imparcial y respetuosa, sin importar cuán jóvenes sean. Las críticas o las actitudes descorteses mantendrán a las personas jóvenes alejadas de la atención que necesitan. El asesoramiento y los servicios no pretenden alentar a la juventud a tener relaciones sexuales, sino ayudarla a proteger su salud.

Todos los adolescentes de ambos sexos deben disponer y tener acceso a servicios de salud sexual y reproductiva apropiados, incluida la anticoncepción, sin necesidad de autorización del padre, la madre o el tutor de conformidad con la ley, las políticas o la práctica. En la medida de lo posible, los programas evitarán desalentar a los adolescentes de buscar servicios y evitarán limitar la posibilidad de elección de anticonceptivos debido al costo.

Para hacer que los servicios resulten atractivos a los jóvenes, usted puede:

  • Mostrarles que le gusta trabajar con ellos.
  • Ofrecerles servicios que sean gratuitos o al menor costo posible.
  • Ofrecer una amplia gama de métodos anticonceptivos, incluidos los métodos reversibles de acción prolongada.
  • Brindar asesoramiento en un lugar privado donde los usuarios no puedan ser vistos ni escuchados. Garantice la confidencialidad y asegure a la usuaria o al usuario que se mantendrá la confidencialidad.
  • Escuchar atentamente y hacer preguntas abiertas como “¿En qué puedo ayudarte?” y “¿Qué preguntas tienes?”.
  • Usar un lenguaje sencillo y evitar los términos médicos.
  • Utilizar términos acordes a los jóvenes. Evite usar términos como “planificación familiar”, pues es posible que quienes no están casados los consideren irrelevantes.
  • Si el usuario o la usuaria lo desea, recibir a su pareja e incluirla en el asesoramiento.
  • Intentar asegurarse de que las decisiones que toman las jóvenes les son propias y que no están siendo presionadas por su pareja o su familia. En particular, si una joven recibe presiones para que tenga relaciones sexuales, ayúdela a pensar qué puede decir y hacer para resistirse y reducir dicha presión. Practique con ella las aptitudes para negociar el uso de los preservativos.
  • Hablar sin expresar juicios (por ejemplo, decir “Tú puedes” en lugar de “Tú debes”). No critique, aun cuando no se esté de acuerdo con lo que el joven o la joven esté diciendo o haciendo. Ayude a los usuarios y las usuarias a tomar las decisiones que más les convengan.
  • Tomarse el tiempo para abordar a fondo las preguntas, los temores y la desinformación sobre las relaciones sexuales, las infecciones de transmisión sexual (ITS) y los métodos anticonceptivos. Muchas personas jóvenes necesitan que se les asegure que los cambios que se están produciendo en su cuerpo y sus sentimientos son normales. Esté preparado para contestar preguntas frecuentes sobre la pubertad, la menstruación, la masturbación, la eyaculación nocturna y la higiene genital.
  • Conocer las normas de las personas jóvenes en lo que respecta al género y fomentar prudentemente normas positivas y saludables. En particular, usted puede ayudar a las mujeres jóvenes a considerar que tienen el derecho y la facultad de tomar sus propias decisiones acerca del sexo y la anticoncepción. Puede ayudar a los hombres jóvenes a comprender las consecuencias que su comportamiento sexual tiene para sí mismos y para sus parejas.