¿Qué es el cáncer cervicouterino?

El cáncer cervicouterino es el resultado de un crecimiento incontrolado y no tratado de células anormales en el cuello uterino. La infección por un virus de transmisión sexual, el virus del papiloma humano (VPH), provoca la aparición y el crecimiento de tales células.

El VPH se encuentra en la piel de la zona genital y también en los tejidos de la vagina, el cuello uterino y la boca. Se contagia principalmente por contacto cutáneo, y también puede transmitirse en las relaciones sexuales vaginales, anales u orales. Hay más de 50 tipos de VPH que pueden infectar el cuello uterino; 7 de ellos son responsables de casi todos los cánceres cervicouterinos, y 2 de estos representan cerca de 70% de los cánceres. Otros dos tipos de VPH causan la mayoría de los casos de verrugas genitales.

Se calcula que entre 50% y 80% de las mujeres sexualmente activas tienen una infección por el VPH al menos una vez en su vida. En la mayoría de los casos la infección por el VPH se resuelve espontáneamente; sin embargo, en algunas mujeres el VPH persiste y causa proliferaciones precancerosas, que pueden evolucionar hacia un cáncer. En general, menos de 5% de las mujeres con infección persistente por el VPH desarrollan un cáncer cervicouterino.

El cáncer del cuello uterino generalmente tarda de 10 a 20 años o más en desarrollarse, de modo que existe un largo período de oportunidad para detectar y tratar las alteraciones y proliferaciones precancerosas antes de que se transformen en un cáncer. Esta es la meta del tamizaje del cáncer cervicouterino.

¿Quién está en mayor riesgo?

Algunos factores hacen que las mujeres sean más propensas a contraer la infección por el VPH, otros hacen que la infección por los tipos más riesgosos del VPH avance más rápidamente hacia el cáncer de cuello uterino. Una mujer que presente alguna de estas características se beneficiaría especialmente del tamizaje:

  • Tiene o ha tenido muchas parejas sexuales en el transcurso de los años.
  • Tiene una pareja sexual que tiene o ha tenido muchas otras parejas sexuales.
  • Tiene un sistema inmunitario débil (incluidas las mujeres con infección por el VIH).
  • Tiene otras infecciones de transmisión sexual, como el herpes simple, la clamidiasis y la gonorrea.
  • Ha tenido muchos partos (cuantos más partos, mayor es el riesgo).
  • Era joven cuando dio a luz por primera vez.
  • Fuma tabaco.
  • Ha usado anticonceptivos orales combinados (AOC) durante más de 5 años (Este factor es débil). La OMS señala que desalentar o impedir el uso de los AOC no redunda en beneficio de la mujer. Véase Datos objetivos sobre los anticonceptivos orales combinados y el cáncer)

Tamizaje y tratamiento

El tamizaje del cáncer cervicouterino es sencillo, rápido y generalmente indoloro. Se debe hacer el tamizaje del cáncer cervicouterino a las mujeres de 30 años o mayores y a las mujeres de cualquier edad con infección por el VIH. El tamizaje debe repetirse cada 3 a 5 años. Cualquier transformación precancerosa del cuello uterino que se detecte puede ser tratada con éxito.

Se recomiendan tres métodos de tamizaje, dependiendo de la capacidad y las condiciones de la región. Estos métodos son la prueba de detección del VPH, la citología (prueba de Papanicolaou o citología vaginal) y la inspección visual con ácido acético. En los dos primeros métodos se realiza un raspado para obtener una muestra pequeña de células del cuello uterino. La inspección visual con ácido acético consiste en observar el cuello uterino después de recubrirlo con una disolución débil de vinagre. En general, los tres métodos requieren que la mujer acuda a un establecimiento para hacerse la prueba (aunque para la prueba de detección del VPH se pueden usar muestras vaginales tomadas por la propia usuaria). Luego quizá deba regresar para recibir los resultados de la prueba. Los resultados de la inspección visual con ácido acético y de algunas pruebas de detección del VPH se pueden proporcionar en la primera consulta, en la que se puede ofrecer cualquier tratamiento preventivo necesario.

Si en una prueba se encuentran alteraciones precancerosas, hay que tratarlas para prevenir la progresión hacia el cáncer. Se pueden eliminar estas lesiones congelándolas con una sonda (crioterapia) o extirpándolas con un asa de alambre caliente (procedimiento de escisión electroquirúrgica con asa térmica). La congelación es menos efectiva en caso de proliferaciones mayores, pero para realizar la escisión electroquirúrgica con asa térmica se necesita electricidad y una capacitación más amplia. No es necesaria la hospitalización para llevar a cabo ninguno de estos dos tratamientos. En general, ambos son efectivos y bien tolerados.

El tratamiento del cáncer cervicouterino incluye la cirugía o la radioterapia, algunas veces junto con quimioterapia. El tratamiento puede ser efectivo si el cáncer se detecta temprano. Sin embargo, las mujeres con cáncer cervicouterino avanzado tienen una alta tasa de mortalidad.

Una vacuna disponible para la prevención

A mediados de la década del 2000, la Unión Europea y la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) aprobaron dos vacunas contra el cáncer cervicouterino, las lesiones precancerosas y las verrugas genitales. Una vacuna, llamada Gardasil, protege contra la infección por 4 tipos de VPH que representan cerca de 70% de todos los cánceres cervicouterinos y 90% de todas las verrugas genitales. La otra vacuna, Cervarix, protege contra los 2 tipos principales de VPH carcinógenos. Ambas vacunas son más efectivas cuando se administran a las niñas antes de que empiecen a ser sexualmente activas. Están disponibles a través de la Alianza GAVI (Alianza Mundial para Vacunas e Inmunización) y las ofrecen programas de todo el mundo. Recientemente se ha aprobado una vacuna nueva que protege contra 9 tipos de VPH y protegerá contra la gran mayoría de los cánceres cervicouterinos; esta vacuna está disponible a nivel mundial desde el 2018.